Privacidad, sharenting y derecho al olvido
Cada vez es más común encontrar fotos y vídeos de menores en Internet, debido al uso que hacen las familias de los teléfonos móviles u otros dispositivos. Con frecuencia vemos fotos y vídeos de bebés aprendiendo a caminar, jugando, emitiendo sus primeras palabras… y lo mismo con el resto de menores. A esta sobreexposición que hacen los padres de sus hijos se le llama “sharenting”, proveniente del inglés “share” (compartir) más “parenting” (crianza).
Como maestras de Educación Infantil, queremos mostrar nuestra preocupación hacia este fenómeno, puesto que revelar datos de los menores, como su fecha de nacimiento, su ubicación o su nombre puede acarrear numerosos riesgos, pudiendo convertirse en el centro de un fraude. Además, hay que sumarle a todo esto que la información que se comparta en Internet sobre ellos puede crearles una huella digital que les puede perseguir en un futuro, cuando sean adultos, pudiendo incluso llegar a dañar o influir en su autoestima. Dar detalles de la vida de los niños y niñas cuando ni siquiera pueden decidir por sí mismos, ni ser conscientes de lo que supone exponerlos de este modo, conlleva además un delito. Hay que recordar que no dejan de ser personas, y tienen derecho a proteger su intimidad y su privacidad al igual que todas las demás.
Por ello, a todos los padres les recomendamos que en primer lugar, no compartan imágenes de sus hijos e hijas, y que hagan todo lo posible por preservar su privacidad. En caso de compartirlas, deben leer las políticas de privacidad de las redes sociales donde se vayan a subir las fotos, y cerciorarse siempre de no compartir imágenes de sus hijos/as desnudos/as ni que se les vea la cara, así como otro tipo de información acerca de ellos/as.
Cabe señalar también que existe el derecho al olvido digital y el derecho de solicitar que los datos personales se supriman de las búsquedas de Internet y permite que no se difunda información personal cuando esta es obsoleta o ya no tiene relevancia ni interés público.
Por ello, es imprescindible también hablar de educación digital, refiriéndonos a aquella educación que se lleva a cabo presencialmente o a distancia y que emplea las tecnologías digitales para que tanto el profesorado como los discentes puedan adquirir competencias y habilidades para aprender a aprender, en un proceso de formación permanente. Y nosotras como maestras, creemos que no solo basta con tener conocimientos digitales, sino que tenemos que tener competencias digitales para poder enseñarles a nuestros alumnos y alumnas cómo usar las TIC de forma crítica, haciendo un buen uso de ellas. De este modo, estamos seguras de que podrán lidiar con problemáticas como las expuestas en esta entrada.
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